Agarradas a la ilusión en tiempos de confinamiento

Como en todas partes, también en el Club Ciclista Meruelo se esperaba una temporada 2020 bastante diferente a lo que finalmente ha sido. La ilusión del estreno UCI y un debut entre las profesionales que mejoraba incluso las expectativas hacían pensar un año especialmente bonito. Hoy, todas esas ilusiones siguen vivas, pero metidas en casa mientras sigue pasando la peor situación que haya vivido nuestro país en las últimas décadas. Y la primera de este tipo para muchas generaciones de españoles.

Tratando de poner buena cara al mal tiempo, las corredoras del Río Miera-Cantabria Deporte y el Río Miera-Meruelo continúan el confinamiento pensando en la salud propia y de los más cercanos, conscientes de lo difícil de este momento para tantas familias en nuestro país y esperando con ganas el momento en el que regrese la normalidad a las vidas de todos.

Adaptadas al encierro

No hay otra que resignarse y cumplir el confinamiento con responsabilidad, aunque se haga cuesta arriba. De momento, la mayoría pone al encierro buena cara. “Al principio iba peor, pero la verdad es que poco a poco me fui acostumbrando”, comenta Sara Pérez. Y al contrario que Marta Pérez: “La primera semana muy bien, pero es verdad que a medida que pasan los días se me está haciendo más duro”, explica la cadete cántabra. Otra de las jóvenes del equipo, Estela Domínguez, también reconoce que le empezó a pesar a medida que avanzaban los estados de alarma. “Cuando iba viendo que lo podían prorrogar, me agobiaba un poco”, admite.

La junior madrileña Eva Anguela se ha agarrado a la rutina de “estudiar, hacer rodillo y core”. Y algo parecido le sucede a Carolina Esteban, aunque los entrenamientos eran para ella una vía de escape: “A veces se me hace muy cuesta arriba, los entrenamientos son la forma de mantenerme activa. Pero lo cierto es que no lo estoy llevando mal del todo”, comenta. Y la cántabra Lindes González también ha ido haciéndose a la nueva situación: “Al principio me costó porque soy muy activa, pero ya voy mucho mejor. Además, empleo bastante tiempo en los estudios”.

Lo más difícil

Estamos ante una situación inédita y todas lo saben. Pero el estado de ánimo se va resintiendo con el paso de los días, y siempre hay alguna circunstancia que pesa más que el resto. “Lo peor es no poder disfrutar de la naturaleza y no ver a los amigos”, evoca Carolina Arregui. La castreña Marta Pérez, entre otras cosas, echa de menos a sus compañeras. “No tengo ni balcón ni terraza, por lo que en mi caso se me está haciendo más duro. Eso, y no ver a mi equipo”, recuerda.

Para Aida Nuño, estar en casa es casi lo de menos. “Lo peor es la inquietud por la salud de los más cercanos, y la incertidumbre de qué ocurrirá los próximos meses en todo el país”, arguye la asturiana. También Carolina Esteban reconoce que las restricciones para ver a sus familiares y seres queridos se le hacen cuesta arriba: “Los echo todavía más de menos”.

Parchís, familia y otras oportunidades

Pero, como en todos los momentos de crisis y complicaciones, también surgen nuevas oportunidades y hábitos hasta ahora impensables. Algunos, además, muy originales como el de Estela Domínguez: “Juego al parchís online con mis amigos y es algo que no me gustaría dejar de hacer cuando todo regrese a la normalidad”, apunta la vallisoletana.

De hecho, una de las lecciones que sacan casi todas es que merece la pena estar con los más cercanos cuando se pueda: “Estoy pasando más tiempo con mi familia y la verdad es que me gusta”, manifiesta la aragonesa Carolina Arregui. O Aida, que se propone estar “más pendiente” de los suyos.

Pero también hay quienes, dentro de lo que cabe, no han notado ‘demasiado’ la diferencia en su día a día, caso de Carolina Esteban: “Entre los entrenos y los estudios, con el día tan organizado como lo tengo, no me queda mucho tiempo libre”. Otra oportunidad es la puerta que se abre a la conciliación laboral, por ejemplo Sara Pérez aprecia que el teletrabajo haya ganado terreno y confía en que se mantenga. “Será bueno para que mucha gente pueda conciliar mejor su vida laboral con sus familias. Confiemos en que siga así cuando regrese la normalidad”, añade.

Un abrazo y mucha bici

Después de mes y medio de encierro general, poco a poco se vislumbra en el horizonte el día en que la sociedad española pueda salir a la calle, aunque con restricciones, a practicar deporte. Algo que sin duda aprovecharán las corredoras para cambiar de una vez el rodillo por el asfalto.

“Lo primero que haré será ir a Carmona, para disfrutar de los míos y de la bici cuando se pueda, como siempre he hecho”, apunta Lindes González. “Abrazar a mis amigos, es lo primero que haría”, incide Eva Anguela, al igual que la joven salmantina Natalia Ovejero, que está deseando “ver a la familia” y, después, “coger la bici como una loca”.

Finalmente, Aida Nuño es consciente de lo que en todos los medios se viene anunciando ya: esa vuelta a la calle será gradual: “Al principio no podremos hacer todo lo que nos gusta. Tengo ganas de abrazar a mi familia, pararme a hablar por la calle y hacer una buena ruta con puertos largos y sin prisa por llegar a casa”, concluye. Ya hace seis semanas que se decretó el estado de alarma. La temporada 2020 no está siendo lo que se esperaba, desde luego, pero toda la familia del Club Ciclista Meruelo mantiene lo más importante: la salud en buen estado y la ilusión intacta.

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